Buró Legal es un despacho que aúna tradición y modernidad: hacemos Derecho como “abogacía de precisión” usando las herramientas tecnológicas más avanzadas.

La palabra “buró” procede del francés “bureau”, donde significa despacho, oficina. En español tiene también el significado de escritorio, esto es, mesa o mueble dedicado específicamente a estudiar y escribir.

La elección de Buró Legal como nombre del bufete tiene que ver con el perfil del despacho, caracterizado por un trato muy personal y exclusivo a los clientes, y con nuestra manera de ejercer la abogacía, en la que prima el respeto por la tradición, el buen hacer, el rigor y la calidad técnica.

A diferencia de otras firmas, consideramos que no es necesario sacrificar estos valores para desenvolverse en el actual contexto económico global. Hoy en día, el mundo de los negocios está saturado de superproducción jurídica en masa, una especie de Derecho pret-a-porter, listo para llevar, más propio de las grandes cadenas de distribución que de una profesión liberal; efectista más que efectivo, pero que acaba resultando caro y escasamente práctico, al estar alejado de las singularidades del caso, de las personas y de las empresas, y su verdadero entorno económico y social.

En Buró Legal creemos que hay otra forma de dar servicio, que todo cliente merece ser tratado de forma especial, que la experiencia y el conocimiento deben acumularse y concentrarse para aportar valor, en lugar de dispersarse en estructuras jerarquizadas de trabajo en serie donde no se sabe quién asume la responsabilidad de las soluciones ni en qué manos se deposita la solvencia profesional. En definitiva, no ofrecemos un membrete famoso en un papel, sino que tenemos sello propio.

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